Una casa unifamiliar de dos pisos, en forma de L rodeada de un jardín precioso. 

El espacio exterior fue diseñado en dos niveles con la piscina ocupando su parte inferior con pavimentos deck de madera, suelo mas duro y  césped que se combinan con paredes de piedra natural.

Las paredes exteriores son pintadas de blanco y la carpintería de color negro se combina con superficies de listones de madera clara.

Las estancias de la casa se  caracterizan por su gran luminosidad, sobre todo natural, ya que dispone de grandes ventanales que permiten la entrada abundante de luz. Los colores que predominan son los negros, blancos, la gama de grises, y los marrones, tanto claros como oscuros, creando contraste entre ellos. La iluminación interior también está diseñada enfatizando el protagonismo de las líneas rectas y limpias de los muebles  junto con una potente chimenea ubicada en el salón. Las habitaciones resultan muy acogedoras y cálidas, con muebles a medida que siguen la claridad de líneas continuas y  la combinación de madera con tonos de beige.